
La hermenéutica debe entenderse lógicamente como problemática de la relación entre lo general y lo particular, cada uno por separado. Propiamente Aristóteles no habla de la hermenéutica sino que toma la adecuada valoración de la razón en cuanto actúa moralmente. En este punto es necesario hablar de la ética aristotélica como disciplina autónoma y debe ser comprendida como el esfuerzo para solidificar la actitud del hombre[1].
Es necesario comprender que el sentido moral busca juzgar las acciones en buenas y malas, si lo bueno para el hombre se encuentra en lo práctico, o en cualquier otro estado, entonces el saber moral comprenderá que actuar por deber exige el comportamiento general. Todo sentido de la acción pretende determinar una situación. Aristóteles pone el problema ético en un terreno donde no admite ninguna exactitud como lo hace la matemática.
El fenómeno ético se da en quien actúa, en quien decide por sí mismo y quien tiene una autonomía sobre su conciencia moral. ¿Cuál es el objetivo de la conciencia moral? Se cree que es ilustrarse a sí misma e ilustrar los grandes rasgos de los fenómenos que se presentan. Su empeño constante debe ser mantenerla a lo largo de las situaciones concretas de la vida, como lo expone Aristóteles en la Ética a Nicómaco.
El problema hermenéutico se aparta de un saber puro, separado del ser, pero lo que nos interesa aquí es encontrar el equilibrio en el pensamiento socrático-platónico sobre todo en cuanto al ethos, pues bien en el siglo XIX la ciencia moderna muestra una consecuencia de la falsa observación, pues el saber moral como lo escribe Aristóteles no es evidentemente un saber objetivo sino que quien conoce se ve interpelado por los hechos.
“Es claro que esté no es el saber de la ciencia. En este sentido la delimitación de Aristóteles entre el saber moral de la phrónesis y el saber teórico de la espíteme es bien sencilla, sobre todo si se tiene en cuenta que para los griegos la ciencias pragmáticas son las matemáticas”[2].
[1] Cfr. GADAMER, Hans Georg. Verdad y método: La actualidad hermenéutica de Aristóteles. Pág. 383.
[2] Ibíd. Pág. 385-386.
Es necesario comprender que el sentido moral busca juzgar las acciones en buenas y malas, si lo bueno para el hombre se encuentra en lo práctico, o en cualquier otro estado, entonces el saber moral comprenderá que actuar por deber exige el comportamiento general. Todo sentido de la acción pretende determinar una situación. Aristóteles pone el problema ético en un terreno donde no admite ninguna exactitud como lo hace la matemática.
El fenómeno ético se da en quien actúa, en quien decide por sí mismo y quien tiene una autonomía sobre su conciencia moral. ¿Cuál es el objetivo de la conciencia moral? Se cree que es ilustrarse a sí misma e ilustrar los grandes rasgos de los fenómenos que se presentan. Su empeño constante debe ser mantenerla a lo largo de las situaciones concretas de la vida, como lo expone Aristóteles en la Ética a Nicómaco.
El problema hermenéutico se aparta de un saber puro, separado del ser, pero lo que nos interesa aquí es encontrar el equilibrio en el pensamiento socrático-platónico sobre todo en cuanto al ethos, pues bien en el siglo XIX la ciencia moderna muestra una consecuencia de la falsa observación, pues el saber moral como lo escribe Aristóteles no es evidentemente un saber objetivo sino que quien conoce se ve interpelado por los hechos.
“Es claro que esté no es el saber de la ciencia. En este sentido la delimitación de Aristóteles entre el saber moral de la phrónesis y el saber teórico de la espíteme es bien sencilla, sobre todo si se tiene en cuenta que para los griegos la ciencias pragmáticas son las matemáticas”[2].
[1] Cfr. GADAMER, Hans Georg. Verdad y método: La actualidad hermenéutica de Aristóteles. Pág. 383.
[2] Ibíd. Pág. 385-386.